viernes, 29 de marzo de 2019

La mirada



En un semáforo habitual siempre observo un hombre que ofrece limpiar los vidrios de los autos.

Negro, grande, mediana edad, ropa sucia y mirada furiosa. Me pregunto a qué o a quién mira así. No es a un particular, ni a aquellos que rechazan con un gesto su servicio, no es a nadie y es a todos.

Lo he visto lavar los parabrisas con esa mirada; recibir el dinero con la misma furia sorda, como si igual le diera la caridad o la fortuna de una moneda recibida o negada.

Tal vez sospeche una perversión invisible cuando extendemos la mano, en piadoso gesto de moneda que nos sobra, lanzada al aire, búsqueda de redención cotidiana.

Merecemos su furia, incluso cuando obramos bien.

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