martes, 8 de abril de 2014

La Hegemonía Centralista

Si algo ha demostrado la lista definitiva de candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la República de Colombia es que además de ser mayoritariamente de derecha y masculina, es predominantemente de origen y formación centralista. 

Veamos un breve sumario de los aspirantes en cuanto a su origen y formación: 

Polo Democrático

Clara López Obregón. Nacida en Bogotá, con estudios en la Universidad de los Andes y la Universidad de Harvard. Viene de la familia del presidente Alfonso López Michelsen, también bogotano.

Aída Abella. Es de Sogamoso, Boyacá, y se graduó en la Universidad Nacional de Colombia, en la sede del Distrito Capital. Antes de exiliarse por motivos de seguridad, se desempeñaba en el Concejo de Bogotá. 

Partido Conservador

Marta Lucía Ramírez. Nació en Zipaquirá, Cundinamarca. Estudió en la Universidad Javeriana y la Universidad de los Andes. 

Camilo Gómez. Bogotano. Estudió en la Universidad Javeriana. 

Unidad Nacional

Juan Manuel Santos. Bogotano, pertenece a la familia Santos, la cual ha producido diversidad de políticos y periodistas tales como el presidente Eduardo Santos y su hermano Enrique Santos "Calibán". Hizo parte de la Escuela Naval de Cadetes y realizó estudios de Economía en EUA e Inglaterra.

Germán Vargas Lleras. Al igual que Santos, capitalino. Se graduó de abogado en la Universidad del Rosario y se doctoró en la Universidad Complutense de Madrid. Es nieto del presidente Carlos Lleras Restrepo. 

Partido Alianza Verde

Enrique Peñalosa. Bogotano nacido en Washington D.C. Estudios en EUA y Francia. Fue alcalde de Bogotá. 

Isabel Segovia. Es de Cartagena. Estudió en EUA y Francia. Ha sido Viceministra de Educación.

Centro Democrático

Óscar Iván Zuluaga. Nació en Pensilvania, Caldas. Estudios de bachiller en Bogotá y Universitarios en la Universidad Javeriana. 

Carlos Holmes Trujillo. Vallecaucano, terminó su pregrado en la Universidad del Cauca. Estudios de posgrado en Tokio. Fue alcalde de Cali. 


        
Respecto a los candidatos a la presidencia, la lista es diciente. Cuatro de los cinco postulantes son o están relacionados con Bogotá. La excepción es Zuluaga, el cual es caldense. 

Y eso no es todo: la formación también es sugerente. Tres de los cinco provienen de universidades privadas con un fuerte carácter de élite (la Universidad de los Andes o la Javeriana, por ejemplo); y también tres se han formado exclusiva o parcialmente en universidades extranjeras. En la educación extranjera predomina como destino Estados Unidos.

En cuanto a la vicepresidencia, la cuestión parece más o menos equilibrada. De los cinco candidatos, hay dos bogotanos, una de Boyacá, una de Cartagena y un vallecaucano. 

En la formación, vemos que de todos los candidatos a vicepresidencia, dos vienen de universidades privadas (Javeriana y U. del Rosario); dos, de universidades públicas (U. de Nacional y U. del Cauca), y tres de ellos tienen estudios en el exterior. Ahora, tres de los cinco aspirantes provienen de universidades bogotanas.

Recapitulando: de los diez candidatos a los máximos cargos públicos del país, seis son de origen bogotano, seis provienen de universidades bogotanas y cuatro estudiaron en los Estados Unidos. 

Las cifras son abrumadoras. El origen e instrucción que se observa en los protagonistas de las próximas elecciones son un síntoma del carácter centralista y elitista de nuestro país. Aunque la Constitución afirme que Colombia se plantea como diversa y plural, lo cierto es que las candidaturas presidenciales reflejan una realidad distante de lo que dictan sus leyes. La hegemonía centralista se representa en todo su poder en un tarjetón que se distribuirá a nivel nacional. Ironía de una nación que ve cómo todas las políticas son planteadas desde un centro que no escucha ni presta atención a las necesidades particulares de las regiones, que ven como sus mares son cercenados; sus llanuras, devastadas; y sus selvas, deforestadas.

Mi padre me comentaba que, de niño, cuando vivía en el pueblo (San Cayetano - Bolívar), los adultos les advertían sobre el peligro de que se los llevara "el carro cachaco" si se encontraban cerca a la carretera. En el Caribe, lo "cachacho" denota al sujeto del interior del país y lo que procede del centro. Hoy un "carro cachaco" de la política sigue conduciendo al país en un viaje de pobreza, descuido, inseguridad, desigualdad, contaminación y, en general, negación de una sociedad colombiana tan diversa y, a la vez, tan pasiva. 











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