jueves, 2 de julio de 2015

El Zahir colombiano

Borges –el inagotable Borges–  escribe en 1947 un cuento titulado El Zahir. En éste explora la terrorífica inquietud sobre qué pasaría si algo –cualquier objeto– se tornara inolvidable.

En el relato se dice que el Zahir: “… en árabe, quiere decir ‘notorio’, ‘visible’; en tal sentido, es uno de los noventa y nueve nombres de Dios; la plebe, en tierras musulmanas, lo dice de ‘los seres o cosas que tienen la terrible virtud de ser inolvidables y cuya imagen acaba por enloquecer a la gente’ ”. El Zahir puede ser cualquier cosa: un tigre o un ciego que fue lapidado por serlo, un astrolabio o una brújula, una veta en el mármol...

El narrador-protagonista, que al igual que en otros cuentos se llama Borges, se encuentra con un zahir representado en una moneda de poco valor. Como esta moneda va ocupando sus pensamientos, su identidad y su ser gradualmente van siendo consumidos.

La idea del zahir es terrible; no obstante, presente, vivencial. Colombia, el país al que muchas veces se acusa de falta de memoria, pareciera que no quisiera olvidar lo que es vivir con la violencia.
Masacre en Colombia (2000), por Fernando Botero


En tiempos en que se cuestiona el Proceso de Paz, cuando los ataques de parte y parte se recrudecen, cuando las vidas de combatientes, civiles, jóvenes, viejos, niños, campesinos, ciudadanos, inocentes, culpables, son consumidas, la creencia, el ambiente, es de resignación a la violencia y en la violencia.

Violencia para restaurar la confianza inversionista. Violencia para acabarla. Para un mejor país. Para negociar. Para alcanzar la paz. Violencia para frenar la violencia. Violencia por violencia. Y en esa acepción, la violencia como el zahir colombiano.

Uno que, como su propia naturaleza lo describe, consume a quien lo guarda. Se hace presencia inolvidable, no dejando camino hacia otras posibilidades, hacia otra existencia. Violencia que se alimenta de sí misma, sin aparente desfallecimiento. Que, como zahir, amenaza con ser lo único perpetuo en nuestra memoria, en nuestra sociedad.


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